La fabricación de muebles de cocina en A Coruña es un arte que combina la tradición artesanal con las últimas tecnologías, para crear espacios únicos y funcionales. No se trata solo de ensamblar piezas, sino de dar forma a un proyecto personalizado, que se adapta a las necesidades y a los gustos de cada cliente. Detrás de cada mueble hay un proceso creativo, que comienza con la escucha activa y la comprensión de las expectativas del cliente.
El primer paso es realizar una visita al espacio donde se va a instalar la cocina. Se toman medidas precisas, se analiza la distribución, la iluminación natural y las instalaciones existentes (agua, gas, electricidad…). Se tienen en cuenta los hábitos de uso del cliente, sus preferencias estéticas y su presupuesto. Con toda esta información, se elabora un diseño inicial, que se presenta al cliente en forma de bocetos, planos y renders en 3D.
La selección de los materiales es un aspecto fundamental. Se utilizan maderas nobles, como el roble, el nogal o el cerezo, para los muebles más exclusivos. También se emplean tableros de alta densidad, recubiertos con laminados o lacados, que ofrecen una gran resistencia y una amplia variedad de acabados. Los herrajes, como bisagras, guías y tiradores, son de alta calidad, para garantizar un funcionamiento suave y duradero. Se prioriza la durabilidad y la funcionalidad, sin renunciar a la estética.
La mano de obra especializada es la clave para conseguir un resultado impecable. Los carpinteros, ebanistas y montadores son profesionales con una amplia experiencia, que dominan las técnicas tradicionales y las últimas tecnologías. Utilizan herramientas de precisión, como sierras circulares, fresadoras y lijadoras, para dar forma a cada pieza con la máxima exactitud. El proceso de fabricación es minucioso y artesanal, cuidando cada detalle para conseguir un acabado perfecto.
El lacado o barnizado de los muebles se realiza en cabinas especiales, que garantizan un ambiente libre de polvo y una temperatura y humedad controladas. Se aplican varias capas de producto, con lijados intermedios, para conseguir una superficie lisa, uniforme y resistente. Se pueden utilizar diferentes tipos de lacas y barnices, con acabados mate, satinado o brillo, y en una amplia gama de colores. La personalización es total.
Antes de la instalación, se realiza un control de calidad exhaustivo. Se verifica que cada pieza cumple con las especificaciones del diseño, que los acabados son perfectos y que los herrajes funcionan correctamente. Se embalan los muebles cuidadosamente, para protegerlos durante el transporte. La instalación se realiza por un equipo de montadores profesionales, que se encargan de ajustar los muebles al espacio, nivelarlos y conectarlos a las instalaciones.
La colaboración entre el cliente y el fabricante es fundamental durante todo el proceso. Se mantiene una comunicación fluida, para resolver cualquier duda, realizar modificaciones o incorporar nuevas ideas. El objetivo es conseguir la máxima satisfacción del cliente, creando una cocina que supere sus expectativas. La transparencia y la confianza son valores esenciales. Se busca que el espacio no solo sea atractivo, sino que perdure.