El secreto (no tan secreto) del sushi roll


Este fin de semana me he propuesto una pequeña aventura culinaria en casa, aquí en Vigo: preparar sushi casero. No me refiero solo a los makis más tradicionales; tengo un antojo específico de esos rolls más modernos y occidentalizados, concretamente los que llevan ese toque cremoso que los hace tan adictivos. Hablo, por supuesto, de los rolls que incluyen queso, como el famoso Philadelphia roll. Y para lograr ese sabor y textura característicos, sabía que tenía que embarcarme en una misión muy concreta: comprar el «queso para sushi» adecuado.

Claro está, cuando decimos «queso para sushi», no estamos hablando de un queso curado gallego ni de un queso azul. El ingrediente estrella en estos casos es, ni más ni menos, que el queso crema. Pero no vale cualquiera. Necesitaba encontrar un queso crema natural, sin sabores añadidos como hierbas o ajo, y preferiblemente con toda su materia grasa para asegurar esa untuosidad perfecta que contrasta tan bien con el arroz, el pescado y el aguacate. La marca Philadelphia es casi sinónimo de este tipo de sushi, pero sabía que otras marcas podrían funcionar siempre que cumplieran esos requisitos de sabor neutro y textura densa y cremosa. Las versiones ‘light’ o ‘bajo en grasa’ no suelen dar el mismo resultado.

Así que, con mi objetivo claro, me dirigí a uno de los supermercados habituales aquí en Vigo. La búsqueda me llevó directamente a la sección de refrigerados, al pasillo de los lácteos y quesos de untar. Hoy en día la variedad es enorme, y tuve que escanear con atención las distintas tarrinas y bloques. Queso fresco batido, queso para untar con finas hierbas, versiones light… Mi misión era localizar el clásico, el queso crema natural. Revisé un par de etiquetas para asegurarme de la composición y finalmente encontré lo que buscaba: una tarrina de tamaño adecuado de queso crema simple y cremoso.

¡Objetivo conseguido! Con el queso crema ya en mi cesta, sentí que la parte más «específica» de mi lista de la compra para la noche de sushi estaba resuelta. Aproveché el viaje para comprar también el resto de ingredientes imprescindibles: un buen paquete de arroz especial para sushi, algas nori, esterilla de bambú (aunque creo que ya tenía una por casa), aguacates en su punto, un lomo de salmón fresco con una pinta estupenda, salsa de soja, wasabi y jengibre encurtido. La cesta empezaba a parecer una promesa de festín japonés casero.

Ahora, con todos los ingredientes esperando en la cocina, incluido el fundamental queso crema, ya estoy visualizando el proceso: extender el arroz sobre el nori, colocar el salmón, el aguacate y, por supuesto, una generosa línea de queso crema antes de enrollarlo todo con cuidado. Sé que puristas del sushi podrían arquear una ceja, pero para mí, este toque cremoso es delicioso. Estoy deseando que llegue el momento de probar mis creaciones caseras aquí en Vigo.